El Mundial encara su recta final con sólo cuatro aspirantes al trono en pie y con unas semifinales en las que el rol de cada selección parece estar bien definido. Por un lado Argentina y Francia tienen la obligación de ganar mientras que Marruecos y Croacia seguir añadiendo una página más a su historia de superación.
Qatar nos ha dejado por el camino varias eliminaciones tempranas de combinados que estaban llamados a pelear por el título. Entre ellas están Alemania, España o Portugal, pero quizás la más sorprendente fue la derrota de Brasil ante Croacia en los cuartos de final. De los favoritos sólo quedan galos y albicelestes que, con sensaciones distintas, han ido avanzando de ronda hasta plantarse en el penúltimo escalón.
La actual campeona del mundo llegaba a la cita mundialista con la mayoría del bloque que levantó el título en Rusia 2018, pero Deschamps ha tenido que lidiar con más de un contratiempo. Paul Pogba no se recuperó a tiempo, Benzema se lesionó antes de empezar y en el debut, Lucas Hernández tuvo que hacer las maletas, tres bajas de tres supuestos titulares. Llegados a este punto y visto lo visto, los franceses parecen los favoritos. Completaron una fase de grupos sin sobresaltos y fueron el primer equipo en certificar el pase matemático a los octavos.
En esta ronda pasaron por encima de Polonia casi sin despeinarse y se plantaron en los cuartos ante Inglaterra, su primer rival de entidad. Ambos combinados nos regalaron uno de los mejores partidos del campeonato, pero el fallo de Harry Kane desde los once metros pasado el minuto ochenta y que hubiera supuesto el empate truncó el sueño inglés. No se puede decir que los británicos hayan fracasado, ya que perdieron con una de las candidatas, algo que no pueden decir la mayoría de aspirantes de primera fila que se fueron antes de tiempo.
En el otro lado del cuadro está Argentina y el misticismo que le está acompañando durante el Mundial. La última oportunidad de Leo Messi, el ambiente dentro del grupo, la comunión con la afición, todo suma. Muy lejano parece que ha quedado el susto inicial ante Arabia Saudí y la zozobra que se vivió con la albiceleste, pero a partir de ese momento todo cambió y la moneda siempre salió cara. Pasaron de grupos como primeros y superaron, no sin sufrimiento, a Australia en octavos. El Dibu Martínez se convirtió en héroe nacional después de la tanda de penaltis con Países Bajos y han llegado a semifinales con mucho sudor, pero en una nube.
Mbappé, Griezmann y Messi, otro nivel
Una de las claves de porqué estas dos selecciones están en posición de ganar el título es el nivel que han mostrado sus estrellas. Kylian Mbappé es el actual máximo goleador del Mundial y el sentimiento de peligro cada vez que toca el balón es inevitable. El jugador del PSG se siente el líder de un equipo en el que no tiene que compartir los focos y se le nota. Gran parte del mérito lo tiene su fiel escudero, Antoine Griezmann. Deschamps lo ha colocado de mediapunta y el del Atlético de Madrid se ha convertido en el mejor centrocampista del torneo, todo el juego de Francia pasa por él y su sacrificio en defensa es encomiable.
Como Argentina, Leo Messi ha ido de menos a más en el transcurso de las semanas. El de Rosario sabe que está ante su gran última oportunidad, ante la opción de levantar el único gran trofeo que le falta y que ya rozó en 2014. Nunca se había visto a un Messi tan líder en el vestuario como ahora y el resto de sus compañeros están dispuestos a jugarse la vida para que Leo conquiste el Mundial. Mención especial merece Luka Modric, pero creemos que el fondo de armario de Croacia es menos amplio. Francia y Argentina ya han hecho los deberes y están en la víspera del gran examen final a sabiendas de que son los candidatos principales a sacar la nota más alta.