 
La ‘Scaloneta’ ha cumplido con creces las expectativas generadas en los últimos meses desde Argentina: Devolver a la Albiceleste a la cima del panorama mundial. Tras la Copa América lograda en 2021 y el fin de la sequía, ahora el combinado sudamericano se encuentra ante la opción de volver a hacer historia y lograr la tercera corona continental 36 años más tarde. Un equipo liderado por Leo Messi que juega por y para el diez, pero que además cuenta con una estructura trabajada desde la defensa hasta la parte más ofensiva por medio de un entrenador que les ha devuelto la confianza.
Una madurez que no ha sido sencilla para Argentina en un camino hacia la final del Mundial de Qatar 2022 cargado de sensaciones encontradas y épica. Lo necesario, normalmente, para llegar al encuentro decisivo en un torneo de estas características. La derrota ante Arabia Saudí fue un golpe demasiado duro, pero que a la larga le ha venido bien a la selección argentina para bajar a la tierra y dejar atrás una racha de victorias que conllevaba demasiada presión para los jugadores. Un duelo en el que los de Scaloni fueron mejores y pudieron golear, pero que acabó en catástrofe, cosas del fútbol.
Por suerte, las debacles mejor al principio y en fase de grupos para tener capacidad de reacción. Así se lo tomó Argentina para sacar su mejor versión ante México y Polonia, liderada por el mejor Leo Messi, pero con actores secundarios muy importantes como Alexis Mac Allister, Enzo Fernández o Julián Álvarez. Dos triunfos con solvencia y sin encajar, ambos por 2-0, y terminando en una primera plaza de grupo que parecía impensable tras caer ante el equipo asiático en el ya comentado debut de pesadilla.
Los cruces para llegar a la final iban a ser más benévolos que lo que se podía esperar sobre el papel. Pese a ello, no fueron nada sencillos. En octavos, una incómoda Australia estuvo cerca de dar un susto a los de Scaloni, con Messi ya en modo superestrella y un gran Julián Álvarez, además de un inspirado ‘Dibu’ Martínez para evitar la prórroga. De ella no se pudieron escapar en el choque agónico que toda selección que opta al título debe pasar en un Mundial. Fue ante Países Bajos, con Leo de nuevo como centro de atención, y los penaltis como mejor cura a través de las paradas de Emiliano para hacer frente al ejercicio de supervivencia neerlandés.
Después llegó el partido más tranquilo del torneo. Iba a ser a vida o muerte contra Brasil, pero apareció la Croacia de Modric para hacer saltar la banca y cambiar la historia, aunque después la semifinal tuviera poca emoción. Principalmente por Messi, con gol y asistencia en una jugada que ya queda para la historia de los mundiales. Pero también de Julián Álvarez, doblete y penalti provocado por ese acompañante de lujo que necesitaba Lionel para llevar a la gloria a Argentina. Un paraíso al que le queda una última batalla ante la mejor selección del mundo, Francia, en la que se espera un nuevo baile celestial de Messi camino hacia la tercera estrella en el pecho.